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La Voz del Adulto Mayor

Cecilia Baca de Quevedo



Este testimonio lo escribiré con la inmensa gratitud y el gran cariño que tengo por la fundación. Recibí una ayuda tan grande que hizo que mi vida cambiara totalmente.


Tengo 89 años recién cumplidos y todavía puedo bastarme por mí sola. Ingresé a TASE aproximadamente hace nueve años. Mi estado físico y mental estaban muy disminuidos.


Las clases siempre han estado dirigidas por profesionales comprometidos con nuestro bienestar. Es tan importante para nosotros recibir cariño y atención, siempre con una sonrisa y dispuestos a ayudarnos. Hace algunos años, se retiró la directora de ese entonces, pero tengo la suerte de seguir recibiendo con ella clases de “historia del arte” desde hace dos años. Soy inmensamente feliz, ya que la historia es lo que más me gusta.


Mis primeras clases de memoria activa y ejercicios físicos las empecé a recibir presencialmente en la sede de la fundación, un lugar espectacularmente hermoso, en medio de una naturaleza llena de árboles y grandes jardines. La pandemia acabó con lo que ya no podíamos tener nuestras clases ahí. Se cerró una muy linda etapa en la que éramos 12 compañeros.


En mis sesiones virtuales de ejercicios físicos, mi entrenador especial, él vive en EEUU, es increíble que yo pueda hacer como 100 sentadillas, flexiones de pecho y muchos más ejercicios, los que me permiten poder caminar, subir gradas sin ningún problema.

Mis profesores de memoria activa son terapeutas ocupacionales con una amplia formación. Recibo clases en pequeños grupos y disfruto mucho cada sesión.

Tengo muchas actividades para las cuales utilizo transporte. La cooperativa de taxis que se encuentra cerca de mi casa me da ese servicio y voy muy segura con ellos, muchos ya me conocen, ya que los ocupo con mucha frecuencia.

 

Todavía tengo una vida social con diferentes grupos, mi familia que es muy pequeña, pertenezco por casi 40 años a la sociedad protectora de los ancianos, con ellas almorzamos una vez al mes y soy socia del club de jardinería, con ellas comparto los miércoles, los fines de semana voy de visita a donde mi hijo que vive en Tumbaco.

 

Siempre estoy haciendo alguna actividad, me encanta ir al centro comercial, ahí están los lugares de los que más necesito; supermercados, bancos, almacenes de toda clase, restaurantes, y el lugar más importante, donde hago imprimir mis tareas, sacar copias, escanear documentos, que son los que más me ayudan.

 

"Todo lo que les he relatado puedo hacerlo yo sola y eso lo logré gracias a la ayuda recibida por esos maravillosos profesores, que sin su ayuda yo no estaría, ni podría contarles cómo puede una mujer tan grande poder seguir caminando tranquila y feliz."



 





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