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La Anatomía Patológica de la enfermedad de Alzheimer

Dr. Nelson Montalvo Flores

Médico Patólogo


En noviembre de 1906, el psiquiatra clínico y neuroanatomista Alois Alzheimer informó un peculiar proceso de enfermedad de las células de la corteza cerebral en una mujer de 50 años. Alzheimer estudió a largo plazo a la paciente hasta su fallecimiento en 1906. Después de la autopsia, Alzheimer investigó el cerebro de la paciente y su informe señaló la presencia histológica cerebral de agrupaciones anormales (ahora llamadas placas amiloides) y conjunto de fibras enredadas (ahora llamadas ovillos neurofibrilares u ovillos de tau).


En las personas sanas, todas las sensaciones, movimientos, pensamientos, recuerdos y sentimientos son el resultado de señales que pasan a través de miles de millones de células nerviosas localizadas en la corteza cerebral, las neuronas. Las neuronas se comunican constantemente entre sí a través de cargas eléctricas que viajan a lo largo de los axones, provocando la liberación de sustancias químicas que cruzan pequeños espacios a las neuronas vecinas. Otras células del cerebro, como los astrocitos y la microglía, eliminan los desechos y ayudan a mantener sanas a las neuronas. En una persona con la enfermedad de Alzheimer, la forma más básica de demencia, los cambios tróficos en el cerebro destruyen este equilibrio saludable. Estos cambios pueden ocurrir años, incluso décadas antes de los primeros indicios de demencia. Este proceso abarca las proteínas llamadas beta-amiloide y tau, que de alguna manera se vuelven tóxicas para el cerebro. Parece que la proteína tau anómala se acumula y con el tiempo forma ovillos dentro de las neuronas, y la beta-amiloide se agrupa en placas que se acumulan lentamente entre las neuronas. A medida que el nivel de amiloide alcanza un punto crítico, hay una propagación rápida de tau por todo el cerebro.


Las proteínas tau y beta-amiloide no son los únicos factores que afectan la enfermedad de Alzheimer. Con el tiempo, otros cambios que afectan el cerebro también pueden desempeñar alguna función. El sistema vascular puede no enviar suficiente sangre y nutrientes al cerebro. El cerebro puede carecer de la glucosa necesaria para impulsar su actividad. La inflamación crónica se establece cuando las células microgliales no pueden eliminar los desechos y los astrocitos reaccionan a las microglías alteradas. Finalmente, las neuronas pierden su capacidad de comunicarse.


¿Qué nos encontramos en el cerebro de un enfermo de Alzheimer?

El cerebro sufre una involución con pérdida de volumen y peso de la masa encefálica. Existe atrofia de las circunvoluciones y agrandamiento de los surcos de los hemisferios cerebrales, el sitio de mayor afectación es el lóbulo temporal. A medida que las neuronas mueren, el cerebro se encoge, comenzando en el hipocampo, una parte del cerebro importante para el aprendizaje y la memoria. Las personas pueden comenzar a experimentar pérdida de memoria, dificultad para tomar decisiones y problemas de lenguaje.

"La muerte de más neuronas en todo el cerebro, causa en una persona con Alzheimer poco a poco la pérdida de la capacidad de pensar, recordar, tomar decisiones y funcionar de manera independiente."

Al examen microscópico destacan 3 hechos que se observan en la corteza, hipocampo y corteza de asociación temporal, núcleos subcorticales y del rafe:

- Degeneración y muerte neuronal.

- Placas seniles: son fragmentos de neuronas degeneradas, rodeadas por depósito de amiloide. Este depósito está formado por proteína beta-amiloide y otras proteínas. Las placas aparecen también en ancianos (se desconoce si son lesiones precoces o formas asintomáticas) y en pacientes con síndrome de Down.

- Ovillos neurofibrilares: son inclusiones intracitoplasmáticas formadas por haces de filamentos anormales. Están compuestos por la proteína tau y ubiquitina. Aparecen en varios trastornos neurodegenerativos como la parálisis supranuclear progresiva.


"La enfermedad de Alzheimer es la más importante de las enfermedades neurodegenerativas por ser la más frecuente. Su frecuencia aumenta exponencialmente con edad y, dado el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida, su incidencia sigue creciendo."


Supone un problema de salud pública/social por la incapacidad que crea y por la alta necesidad de cuidados que demandan que estos pacientes, con gran repercusión psicológica y social en las familias. Es esencial lograr una comprensión más a fondo de los mecanismos moleculares y celulares, y cómo pueden interactuar, para poder desarrollar terapias eficaces. Se ha avanzado mucho en la identificación de varios factores subyacentes. Los avances en las imágenes cerebrales nos permiten ver la evolución de las placas y ovillos en el cerebro vivo. Los biomarcadores en sangre ofrecen conocimientos sobre cuando comienza la enfermedad y cómo avanza. También se sabe más sobre las bases genéticas de la enfermedad y cómo pueden afectar algunas vías biológicas particulares. Estos avances permiten desarrollar y poner a prueba nuevas terapias prometedoras, que incluyen medicamentos que reducen o eliminan el aumento de las proteínas tau y beta-amiloide en el cerebro, terapias dirigidas al sistema vascular, el metabolismo de la glucosa y la inflamación, e intervenciones en el estilo de vida como ejercicio o dieta, y enfoques conductuales como la interacción social, que pueden mejorar la salud del cerebro. Las investigaciones avanzan rápidamente, por lo que cada vez más nos acercamos al día en que podremos retrasar, o incluso prevenir, la devastación que origina la demencia

 







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