¿Quién decide convertirse en voluntaria?, ¿qué significa ser voluntaria o voluntario?, son dos preguntas que quizás pueden tener tantas respuestas como voluntarias. Para mí es sentir la responsabilidad de entregar lo mejor de mí para las personas que necesitan apoyo, en este caso las personas con demencia, sus familiares y cuidadores. Ser voluntaria es comprometerse con nuestra comunidad para mejorarla, haciéndole sentir a cada persona que es valiosa en su ser, independientemente de cualquier condición, y si ésta es tener Alzheimer u otra demencia es aún más importante valorarlos para defender su dignidad.
Durante nueve años he aprendido de la enfermedad, la he vivido en el testimonio de nuestros encuentros con la familia y sus cuidadores, he compartido con personas con demencia, los he escuchado y sentido su profunda humanidad y me he conmovido. He sentido la angustia, frustración y miedo de las familias, y he descubierto el valor de su lucha deslumbrándome con su aceptación, su humildad y al mismo tiempo su esperanza, porque la vida cambia desde el momento que se enfrenta a un diagnóstico que es irreversible y progresivo.
He aprendido con los años que el voluntariado es enriquecedor, retador, pero en ocasiones, también es incomprendido por una sociedad que mide los logros con estadísticas y resta el rostro y el valor de cada persona, a la que tocamos con una palabra, con escucharlos de verdad, con un gesto, que le permita comprender que existe una alternativa para mejorar su calidad de vida. Los voluntarios tocamos la vida de la gente y por ello pienso que al serlo, también asumimos una inmensa responsabilidad con las personas a las que apoyamos y acompañamos.
Ser voluntaria no es un membrete o un acto que se cumple por un momento y luego desaparece; es una actitud permanente que forma parte de la vida, tiene la misma importancia que nuestra familia o profesión, y si no tiene una remuneración es porque no hay una escala convencional para medir el esfuerzo, conocimiento, tiempo y cómo se cambia la vida de una persona.
Ser voluntaria es hacer realidad los valores que dan sentido a cada persona, y en mi caso es entregar un servicio con auténtica solidaridad, hablando siempre del amor como sentido trascendente. Soy y seré voluntaria porque creo que es nuestro compromiso con la sociedad y la comunidad a la que pertenezco.
