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Testimonios de Cuidadores

TESTIMONIOS DE CUIDADORES


Por Lorena Larrea



CARMI, una fuente inagotable de Fortaleza, Amor y Ejemplo de una mujer luchadora, que en su etapa final me enseñó a ser empática con la vejez.


Carmen estuvo unos días en el Carlos Andrade Marín hasta estabilizar la infección, pero el 27 de Julio de 2017 le refirieron al Hospital Especializado San Juan de Dios, por cuadro de Delirium asociado a Demencia en Enfermedad de Alzheimer, fractura de pubis y sonda vesical, fue un impacto llegar a este hospital, dejarla con la auxiliar, por lo que regrese a verle entrada la noche y me la encontré en la camita con las manos atadas a la cama, entre en shock, la desate, le pedí a la enfermera que no volviera hacer eso, me quede junto a ella, estaba asustada, pobrecita, la auxiliar de cabecera Margarita era poco empática, no era la mejor compañía, el vía crucis ya había empezado.


Al día siguiente fui al Hospital para ver cómo estaba mi Carmi, que doloroso y desgarrador fue ver algunos viejitos con su silla amarrada a un pilar para que no se caigan, porque no tenían auxiliar permanente que los cuide, esto desgarraba el corazón, la vejez y la enfermedad juntas, no faltaron lágrimas, ni el deseo de salir corriendo y el preguntarme que hice? Porque tenía que estar ahí? el sin sabor no eran las instalaciones, el hospital era nuevo y bien equipado, el dolor fue ver la fragilidad y la soledad de la vejez y el encontrar a Carmi desorientada y triste, no obstante yo albergaba la esperanza de que la estabilicen y vuelva a caminar.


El golpe fue tan fuerte, que lo único que tuve claro es la necesidad de auxiliares de cabecera que permanezcan las 24 horas con Carmi, para que ella pudiera tener algo de protección, regrese a mi casa desbastada, necesitaba olvidar todo lo que había visto y lo culpable que me sentía por dejarle ahí, yo necesitaba un tiempo de recuperación, de compartir con mi esposo y mi hija sin sobresaltos, y gracias a Dios tuve ese tiempo, a pesar que iba con frecuencia al hospital, a horas diversas para controlar a las auxiliares, no obstante la tristeza que sentía era inmensa todas las veces que la visitaba en el hospital, hasta el momento actual, no he logrado olvidar el sentimiento de impotencia, al ver a los viejitos amarrados a los pilares.


Cuál no sería mi impresión, una noche que fui pasada las 7:00 pm a ver a Carmi y encontrarla amarrada al pilar, la auxiliar contratada había decidido irse y no hacer el turno, no entendía lo que estaba viviendo, la solté, la lleve a su cuarto, pedí que la auxiliar del hospital me ayude a acostarla, cuando lo hacía, vi que tenía uñas incrustadas en su manito y le sangraba, fue muy doloroso, busque a la enfermera de turno, hice revisar las cámaras y fue evidente que la auxiliar contratada amedrentaba y maltrataba a Carmen, el reporte médico indicaba también que no quería comer, no hablaba, no dormía y estaba agresiva; despedimos a la auxiliar al día siguiente (en la tercera semana de Agosto) a las 7:00 am que ingresaba para continuar con el turno y el engaño, claramente vimos que no fue la primera vez que la dejo sola y lamentablemente el hospital nunca nos reporto la actitud de esta auxiliar.


A partir de este momento empecé a vigilar más detenidamente la actitud de las auxiliares de cabecera, note que acostumbraban cucharear los alimentos a los viejitos en el desayuno, almuerzo y merienda, porque es más cómodo y rápido embutir la comida y no darle autonomía para que el viejito coma a su ritmo, generalmente las auxiliares están más pendientes de su celular, que de las

necesidades del anciano y en general tienen un trato distante y poco empático, los tratan como a muñecos sin sentimientos. Mirar estas actitudes desgasta, humilla, los ancianos son personas de carne y hueso que merecen respeto y consideración de las personas que les atienden.

Ante este explotar de emociones encontradas y desazón de lo que vivíamos, nos refirieron a Claudia, la auxiliar colombiana, su mirada franca y directa hizo que mi esposo Diego la contratara al momento, ella represento un bálsamo de paz y seguridad para Carmi, volvió a hablar poquito a poco, a comer sola y a aferrarse con su manito a ella como señal de seguridad, dejo de pellizcar sus labios y mejoro su evolución en los talleres de rehabilitación funcional, no obstante la infección de vías urinarias había empeorado, la sonda era permanente y la invalidez también, no lograron recuperarla, el deterioro era cada vez más evidente. El 4 de Octubre del 2017 le dieron el alta, el Alzheimer estaba en su nivel más alto, el estado era terminal, no tendría mucho tiempo de vida, en el hospital ya no había sentido seguir.


Empezaba la nueva etapa de un año difícil, el escalofrío me inundaba, me sentía desamparada, agobiada, seguía dando vueltas en círculo, algo hice mal, Carmi no se recuperó y ahora teníamos que aprender a manejar una enfermedad terminal, necesitaba ayuda permanente, y solo una de las auxiliares de cabecera era confiable. Carmi estaba invalida y tenía una sonda vesical permanente, volvió a casa desorientada, sabía que estábamos juntas en esto, que no la había abandonado, era tan doloroso verla tan disminuida, como un pajarito herido que ya no puede levantarse.


Conseguimos la auxiliar Cristina para el segundo turno, parecía buena, se vendía bien con nosotros, era vital la ayuda para movilizar a Carmi, era tensionante el cambio de turno, el temor que la nueva auxiliar no llegue era algo inquietante, la auxiliar se atrasaba, se inventaba cosas para llegar más tarde, en fin, poco a poco se fue adaptando mi hogar a nuestra nueva forma de vida que giraba alrededor de Carmen.


Claudia la auxiliar colombiana, con su carácter jovial y alegre, introducía a Carmi en todo, siempre decía, en mi tierra, el viejito es la alegría del hogar, cuando llegaban las amigas de mi hija adolescente, Carmi era la primera a la que saludaban, poco a poco la volvió autónoma en lo que cabe, Carmi comía sola, veía TV, en su lenguaje a veces difícil de entender llamaba la atención, peleaba como niña chiquita con la adolescente Karen, y claro la nieta le bromeaba y le hacía cantar SOY UNA CHICA MALA... (canción TUSA de Karol G.), imaginen una viejita con Alzheimer cantando y moviendo los brazos, la vida milagrosamente se volvió llevadera; así hubieron días en que todo parecía normal, pero de pronto Carmi decaía, volaba en fiebre por la infección de vías urinarias y teníamos que correr al hospital para que cambien o revisen el estado de la sonda vesicular y le den antibióticos, o de pronto aparecía con los bracitos con derrames, algunos sangraban y la auxiliar Cristina los cubría con gasa y decía que la piel es muy frágil y se revienta, este cuento me lo creí por meses, a pesar que varias veces Carmi le tiraba el pelo, le pellizcaba y la amenazaba diciéndole voy a contarle a Diego lo que me haces, no caí en cuenta de los mensajes indirectos de Carmi, hasta unos 7 meses después, cuando reaccione al impacto de lo que vivía, fruto de mi inexperiencia y entendí que esta auxiliar Cristina la maltrataba. Empecé a vigilarla permanentemente y caí en cuenta que también robaba medicinas, pañales, productos de limpieza, alimentos, inclusive la comida de los perritos y su mochila tenia un olor fuerte a marihuana. Tremendo haber confiado en una persona de este tipo para cuidar a un viejito, uno cree en la bondad de la gente, pero hay que ser muy cauto, porque el engaño esta a flor del día.




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