EDITORIAL
Autora
María Judith Almeida
Psicóloga Clínica

Es importante mencionar que las alteraciones del sueño son trastornos multifactoriales que incluyen: a los problemas para conciliar el sueño, al insomnio como tal, a permanecer dormido por muchas más horas de las adecuadas, a no descansar lo necesario o a cualquier comportamiento anormal mientras se duerme.
En los adultos mayores estos trastornos son más frecuentes ya que conforme se avanza en edad el sueño es menos profundo y más entrecortado lo cual, junto con otros factores, podrían desencadenar serios problemas por lo tanto, es menester observar y evaluar las conductas o comportamientos de las personas y buscar soluciones oportunas con el afán de evitar que su salud se vea comprometida.
Dormir bien contribuye positivamente en el desempeño diario de los seres humanos, no solo es bueno a nivel físico sino también a nivel emocional y al contrario, la falta de sueño o algún tipo de alteración disminuye el tiempo de reacción y puede ocasionar accidentes, afecta a la concentración, a la atención, al carácter e incluso puede ser un síntoma de ansiedad o depresión además, afecta al funcionamiento del cerebro, por lo tanto dormir bien es indispensable para mantener una buena salud.
Los adultos mayores son sensibles y vulnerables y cualquier síntoma que manifiesten debe ser -necesariamente- abordado y tratado adecuadamente; requieren de acompañamiento constante pues esto no solo ayuda a prevenir cualquier situación sino que además les fortalece a nivel emocional, les genera seguridad y les ayuda positivamente a enfrentar y/ o afrontar de mejor manera una enfermedad o trastorno.
Existen una serie de factores biológicos, psicológicos y sociales que impactan en la salud mental de los adultos mayores: los componentes derivados de los procesos normales del envejecimiento, algunas enfermedades pre-existentes, eventos fuertes como la muerte de un ser querido, la jubilación o padecer alguna discapacidad contribuyen significativamente para la aparición de problemas emocionales y estos interfieren mayoritariamente en el proceso del sueño, por lo tanto, es sumamente importante tratar con especial esmero a nuestros adultos mayores y observar minuciosamente tres áreas específicas: la neurocognitiva, la afectiva y el estado anímico con el afán de evitar complicaciones y que a la vez puedan, con tratamiento específico, superar las dificultades y tener una mejor calidad de vida.
En lo que se refiere al Alzheimer existen varias teorías: por un lado se cree que la mala calidad de sueño podría ser un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad y por otro, puede ser que este padecimiento en sí provoque alteraciones o trastornos del sueño los mismos que pueden ir de menos a más a medida que la demencia avanza.
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