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Testimonio de un Adulto Mayor


 

La extraña sensación de estar ausente

Por: Anónimo




En algún momento de mi vida, siendo siempre muy “familiera” decidí darme un descanso y dedicarme a mis nietos.


Mis hijos crecieron y llegaron las nuevas y hermosas generaciones de la familia. Cuando era niña crecí en una casa donde todo se compartía, todo, TODO, cuando digo todo me imagino jugando con “calzoncillo” junto a la pileta de mi jardín y me sonrojo… pero así era, soy mujer y una niña usando calzoncillo pienso, hasta ahora, que eso solo sucedía en mi casa. En el tiempo el desorden del día a día solo hacía que compartamos aún más y aprendí a valorar profundamente a la familia. Mientras vas creciendo, conoces gente, haces amigos, generas vínculos con personas a través de afinidades, unas más temporales que otras y todos valiosos; pero la familia siempre la más valiosa… sencillamente porque “siempre están”. Y eso era lo que quería enseñar a mis nietos.