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Testimonio de Cuidadores

Mi Superhéroe

María Dolores Gangotena



Soy María Dolores, una orgullosa hija de un hombre maravilloso, Ricardo. Quiero recordar cuando vi algún comportamiento extraño o diferente en mi papi, y la verdad hasta el año 2000 que viví con mis padres no puedo identificar algo específico. En épocas de adolescencia, que normalmente son complicadas, tuve mis desacuerdos, pero jamás algo que afecte ese amor infinito que siento por él, siempre he respetado su palabra y su manera de ser. Desde siempre, él fue, es y será mi superhéroe. Él siempre fue un hombre apasionado en todo lo que hacía, desde sus aficiones más peculiares como su amor por jugar futbol, en donde lo llamaban "el loco" Gangotena, los campeonatos de ping pong en la Mazda, sus horas jugando solitario, un pasatiempo que disfrutaba en sus momentos de calma. En mi percepción mi papi siempre ha tenido una manera única de ver la vida, a lo largo de esta, ha tenido muchas obsesiones, pequeñas y grandes, que lo han definido y lo hacen muy especial, recordar cómo solía llamar a cada uno de sus sobrinos poniéndoles apodos singulares, y así, siempre, sacarnos una sonrisa.


El año 2017 vino con una de las noticias más devastadoras para nuestra familia: el diagnóstico de Alzheimer de mi papi, esto trajo consigo un miedo latente que había estado en nuestra familia, ya que mi abuela Lolita padeció de la misma enfermedad. Ese miedo se materializó, y con ello, la etapa de negación fue inevitable, nos costó aceptar que aquel hombre fuerte y lleno de vida, nuestro superhéroe, estaba enfrentando una enfermedad tan cruel. Al principio no entendíamos lo que estaba pasando, mi padre comenzó a tener actitudes y comportamientos inexplicables, ajenos a él, peleaba sin razón aparente, y eso nos llenaba de desconcierto y dolor.


Tuvimos oportunidad de compartir varios viajes familiares, en los que disfrutamos cada momento; hubo amor, risas y también temores al perder por unos largos minutos a mi padre en un centro comercial en otro país, esa angustia que vivimos nos hizo poner los pies sobre la tierra, aceptar y tomar precauciones con nuestra nueva realidad.



El año 2020 llego la pandemia y con ello su condición se deterioró aún más, la soledad y el aislamiento fueron enemigos implacables, robándole pedazos de su esencia día tras día. Al volvernos a ver después de casi dos años, enfrentamos lo que siempre quise que no suceda, que se olvide de nuestros nombres y que tiene 3 hijos.


Llegó un momento en que tuvimos que tomar una decisión difícil, por el bien de él y de mi madre que ha cuidado de mi papi incansablemente y con un amor infinito, internarlo en un lugar especializado para el cuidado del Alzheimer, parecía impensable esa decisión, nos negábamos a aceptar que esa era la única opción, sin embargo, comprendimos que era lo mejor para él. Después de tanto buscar, encontramos a TASE, una fundación especializada en Alzheimer y de personas muy amorosas, y con seguridad, hoy podemos decir que fue la mejor decisión que pudimos haber tomado.

"Hoy por hoy, la comunicación y el amor que mi papi nos demuestra es a través de las miradas más dulces y sinceras que he visto en mi vida."

Mi padre sigue siendo mi superhéroe, y aunque la enfermedad haya cambiado muchas cosas; su espíritu, amor a los suyos, su caballerosidad, generosidad y la manera en que nos enseñó a vivir la vida con pasión, perdurarán para siempre en mi corazón.


 







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