Por Verónica Faini
Gerente General Fundación TASE

Ya pasamos la primera mitad del 2021, el tiempo vuela, cada día vemos con optimismo la nueva normalidad de la gente. Con cuidados y precauciones, pero con un nuevo espíritu de esperanza después de tanto tiempo de encierro.
Los meses de mayo y junio, con la Casa Abierta, con varios talleres y charlas gratuitos para la comunidad, logramos llegar a muchas familias que cuidan personas con Alzheimer.
En esta ocasión participaron también los adultos mayores que tienen esta enfermedad. Verlos interactuando en las actividades pero, especialmente ver que están conectados digitalmente, es muy llenador. ¿Será que esa brecha digital es un mito? Creo que la brecha es real, un nacido con la tecnología definitivamente puede manejar una reunión digital con mayor facilidad, así como una persona que maneja un auto con ventanas automáticas, seguramente no aplastará todas las perillas de un auto antiguo antes de asumir que debe girar la perilla para bajar la ventana. Pero el éxito de los eventos es real. ¿De qué manera? Con acompañamiento y solidaridad de los cuidadores.
En los pequeños detalles está la belleza de la vida.
Como Fundación TASE recibimos muchas llamadas de personas que necesitan apoyo, que no saben cómo ayudar a su familiar, que no logran organizar la vida diaria para hacer “lo mejor”. No hay una receta, existen consejos, existen mejores prácticas, sin duda existen profesionales, pero lo que más valor tiene es la mejor intención de las personas.
Después de estos meses lindos, de ver a las personas que se siguen conectando, solo puedo decir que hay tres cosas fundamentales en este camino: EL DIAGNÓSTICO TEMPRANO, EL ESFUERZO POR FOMENTAR LA AUTONOMÍA y HACER TERAPIAS QUE EVITEN EL DETERIORO FÍSICO Y COGNITIVO DE LA PERSONA QUE TIENE ALZHEIMER.